Cuando llegaba a mi anterior trabajo, a diario me topaba con la larga lista de donadores, a los cuales y por mas que trate, nunca entendí: Se les pide que vayan en ayunas, mas no sin bañarse. Y no es que yo anduviera ahí oliéndoles algo o acercándome mucho, es que el checador se encuentra exactamente a unos pasos del Banco de Sangre. Y el tufo es...Bueno, no es de olores de lo que les quería platicar. Fue un día de esos, comunes, que llegue, subí, di amablemente los buenos días a los hambrientos en espera, agarre mi tarjeta, la once, cuixxx cheque y baje para ir por el resumen de mitotes del día anterior y claro, tomar café. Y fue ahí estando en recepción entre sorbo y sorbo, donde se dio el encuentro: Un tipo como de dos metros, ojos grandes y gorra hedionda me pregunta: - Disculpa, eres Araceli, Araceli Llanes, de la Plutarco? - MMM (ese parece ser mi nombre y estuve en la primaria Plutarco Elías Calles, hedionda también por cierto) Si, esa mera. - No me recuerdas, soy Juan, Juan Domingo ( puta maña de repetir el nombre) de La Plutarco! ( y la escuela) - A si!, (como olvidarte te cagaste en quinto año) como has estado? Estas, tan diferente… - Pues mas o menos, venimos a donar sangre porque mi Papa, bla bla Y mientras el ojos de buey habla, mi mente se pierde, me trasporta y empieza a realizar su chamba… No si las primarias tengan todavía esa maldita maña de aunque no sea lunes formar al los lepes todas las mañanas y después del recreo a realizar, (comandados por alguna maestra) unos estupidos ejercicios que a nadie le sirven. A mí si me toco. Todos los días, manos arriba, estiradas ofcurse, ahora enfrente, tomas distancia (tocas con la punta de los dedos el hombro de tu compañera) y ahí se hacia un cagadero, no el de Juan Domingo, ese lo descubrimos antes, antes de subir manos, antes de ponerlas a los lados, antes de tomar distancia, antes de ¡todo! -Tiene rato que esta aquí delicado y nosotros ahí andamos haciendo actividades porque la neta, es que aquí sale todo bien caro, Y eso que el Dr. es amigo de la familia si no… Esa tarde, al sonar la campana (que terminaba con el recreo), corrimos todos a la cancha como era de esperarse. Todos frenamos, todos los del salón A, y parte del B, todos los de la maestra Norma, todos los de la Adela: Juan Domingo estaba en mitad de la cancha solo, haciendo los encabronados ejercicios cagado. -Fíjate que te me hiciste conocida en cuanto te vi, pero quise asegurarme, tons me fije en la tarjeta que agarraste y ahí me cerciore porque pues Czarina, con Cz, pos… ¿no? Aparte estas igualita… digo la misma cara… Moscas lo seguían, amigos se burlaban y Juan moviendo sus brazos estirados para enfrente y alos lados, menos mal que no se le pido que se agachara, si no la cosa se hubiera puesto peor. -No creas si me daba pena saludarte, pensé que no me reconocerías… El caso es que yo no me acuerdo de Juan, por sus grandes ojos, ni por ser simpaticòn, ni por tratarme bien los seis años, no, Yo lo recuerdo por haberse cagado. - Y como te digo se pone débil de vez en cuando y es por eso que hoy estamos aquí, lo que pasa es que no es fácil conseguir gente que quiera levantarse temprano y aparte venir a donar sangre porque… Juan no se presento al día siguiente, ni al siguiente del siguiente, ni al bueno… tardo en volver algunos días, creo que hasta ese entonces la vergüenza se apodero de el. -Yo estoy aquí desde las cinco de la mañana, esperando que venga la gente y estar aquí para atenderlos y no se nos vayan, aparte hemos puesto varios anuncios… Una vergüenza creo yo, que perdió con el pasar de los años, de lo contrario, no me hubiera saludado.Porque es inevitable verlo y no recordar aquel fatal accidente, o tal vez... - Si pues por eso ahorita que te vi, me daba pena saludarte, pero pues la verdad mi Papá esta delicado y pues... Su desesperación lo hizo olvidar todo y creyó ver en mí una pequeña esperanza -...¿Tu no podrias donar?