Café con sabor a...mala compañia

En el lugar donde laboro, una empresa de limpieza nos ayuda tres veces a la semana a cubrir las necesidades básicas. Los otros tres días laborables, me los aviento yo. Desde hace ocho meses hacia acá, Bertha era quien se ocupa de las tareas domesticas. Bertha llegaba puntual, con su lentes verdes caca y su bata con el logo de la empresa en una bolsa de ley. A veces con su hijo, un niño medio enfadoson como de nueve años, que es, era y será muy indiscreto. Aparte cínico, pues se ponía a deletrear mis conversaciones por MSN en voz alta. El infelicillo, venia poco: cuando no tenia clases, cuando estaba enfermo (a espacir sus virus aca) y en vacaciones. Pero Bertha, aun y con su pésima compañía y aunque hacia un café sumamente cargado, que te inflamaba el estomago en cuestiona de segundos, tenía buena charla, no era indiscreta y lo más importante: limpiaba bien. Con Bertha podía tener una plática amena, hablábamos de todo y nada. Juntas, entre el mitote, tomábamos nuestro primer café por la mañana. Y yo realmente lo disfrutaba. Pero Bertolingui, renuncio. Desde el lunes pasado otra doña viene aca. Ese mismo lunes esta persona me contó TODA su vida, sin yo preguntarle nada: quesque la dejaron, que tiene un plebe de cinco años, que lo quiere mucho, que es tremendo y que luego me lo traerá (no, por favor!). Dice vivir con tres hermanas mas, las cuales también están “dejadas”, me contó que la vida no le salio como lo planeaba y que por lo menos el papá del monstruo si le pasa dinero. Pero que no le alcanza. La verdad a mis sus cosas me importan un carajo, ya que: tengo mis broncas, tengo trabajo, ella también y es a lo que deberíamos de enfocarnos. Pero esta doña (lo siento no recuerdo el nombre) no mide urgencias, no le importa si llego alas ocho treinta y alas nueve hay junta, NO. Ella primero me platica sus desordenes alimenticios, de la ultima vez que se practico una mamografía y de lo mucho que le manosearon las tetas. Yo nomás la escucho ala pobre, porque en parte pienso en esa vida que lleva. Así que creo que se podrá conformar un poco con mis: si, aja, ok, esta bien y todo esa sarta de pequeñas palabras y muecas que se hacen o dicen cuando quieres mandar a alguien directito ala chingada. Ayer en la mañana, mientras disfrutaba de mi delicioso café, frente a mi computadora me dice: - Bertha me dijo que barriera con el trapeador de aceite, pero a mi la verdad me gusta mas trapear con “agüita”. Ves? – La Ñora mueve el trapeador de allá pa acá, presumiéndome el brillo - Como queda el piso, aparte entras y guele a limpio. - Si- respondo yo, desde el ventanal donde me he ido a parar para que el sol, me caliente un poco. - O tu como la vez? - Pues yo la verdad utilizo las dos cosas. Y el trapeador solo en el baño, porque a todo lo demás, se le da polish. - Pues si, pero cada quien hace las cosas como cree no?- No contenta con la respuesta que me otorga, me levanta la cara en señal de reto. Pinche vieja, pa que me pregunta pues. La doña sigue sus labores y yo ya muero porque huya. Es más me levanto y acomodo unas cosas en la gaveta y la ayudo a terminar de recoger la basura. La señora me dice que no me moleste, que soy muy amable, que nunca antes le habían ayudado. Yo le digo que no es molestia, si no todo lo contrario. En realidad, molestia, es tenerla allí. El tiempo termino, ella busca su bolso, se pone su abrigo y con la mejor de las sonrisas me dice que espera verme con gusto el día viernes, o sea mañana. O sease que me quedan pocas horas, para pasearme por la oficina sin escuchar más trozos hechos trozos de esa historia, que en realidad me importa un pito. Así como a ella no le interesa que mi café, con su compañía adquiera un sabor tan pesimo.