Mas vale bla, bla, bla y bla bla.

He escuchado decir ala mayoría, “Vale más tarde que nunca”. Así que anteayer, después de 30 añitos, empecé a hacer ejercicio: Pilates.

La cosa estuvo más desesperante de lo que pensaba: Mis piernas no subían lo suficiente, temblaban horrible y en algunos momentos, se los juro, pensé que me cagaria.

Ahora, camino, y me duele, me agacho, y me duele, toso y me duele.
Karina, mi maestra, me da ánimos, me dice que lo mío es fácil. Que la flacidez (y me mete el dedo en el abdomen la muy jija) se combate con constancia y que la cosa será mejor después de una semana, diez días cuando mucho. Y yo trato de mantenerme lucida, con esperanza, a base de naxen y apretando el abdomen, pa que no crea que estoy tan jodida.

Por lo pronto, tuve que darle un vuelco a mi vestimenta y venir un poco mas informal a trabajar, porque las zapatillas altas, mmm no, ni pensarlo. Fueron una tortura, bueno si de porsi.

Tan bien he dormido poco, me lleno rápido, bueno hasta las anginas me molestaron el día de ayer. Y mejor ni les cuento de mis ovarios.
Y eso que hoy, apenas será el tercer día y pa acabarla toca abdomen, mi consentido.

Lo peor de todo, lo mas pirata de todo, no es que me sienta tan mal, ni que algunos de mis malos hábitos (pero hábitos al fin) hayan cambiado, no.
Lo mas zarra es que aparte de todo, pague.