Había pensado en ponerle Luciana, y si hubiera sido varón: Luis Romario, o como el papá. Si es que el nombre llegara a gustarme, claro y el papá también. Prospecto no tenia, pero eso era lo que menos me importaba, siempre ansié, tener un tercer hijo. Palpar manos pequeñas de nuevo, estirar mis dos brazos para esperar la llegada de un abrazo que no duele nada, que estruja poco, pero que los sentimientos y mensajes, que trasmiten, entran directito al corazón. Mis planes a futuro cambiaron. La ciencia dice: El Dr. Jaime, me pide bajarme poco los pantalones, también la pantaleta. Hace frió, pone un gel en mi estomago y aplasta. Malestar. Ganas de orinar. Tengo frió. Nada de miedo. Mucho frió. El doctor me pide que deje de temblar y obedezco, hay seriedad en su rostro y me voltea a ver con cara de maldición. -MMmm si hay algo, tienes quistes, hay sangre en tu útero, para mi es… bueno hay que abrir, recomiendo un laparoscopia y… - Déjese de chingaderas! Que cree que es? -Tu gineco te dirá -No, adelántele. - Bueno, lo más probable es que sea endometriosis, si es eso… Pensabas tener otro hijo? Silencio Tengo frió. También miedo. -Tal vez -Bueno pues entonces… mira para mí ver, lo más recomendable es sacar la matriz. El Jaime voltea a verme de reojo, me pide que no me ponga triste, y el maldito ingrato me informa que la cosa pudo haber estado peor. -Mientras no sea cáncer, todo lo demás esta bien. Al salir ala calle, las gente no me ayuda: chicas embrazadas, bebes limpiándose los mocos, ofertas de pañales, tienditas de bebe y la nostalgia se apodera de mi. Si una vez más. Tanto, que los dolores y malestares pasaron a segundo termino.