Un dilema que preocupa, pero un poco nomás.

Estas últimas semanas o meses creo, me ha dado por tomar alcohol. Bueno, ya lo hacia, pero la bronca es que ahora, lo hago a deshoras.
A la hora de comer para ser mas exacta. Y cualquier día de la semana, llámese Lunes, Miércoles y si es domingo mejor.
Yo ni atención, había puesto en mi detallito, con todo y la carilla de mis suegros y cuñados cuando salimos a comer el pasado viernes de semana santa, alas afueritas de la ciudad.
Al pedir un exquisito cocido agreguo: Y una cerveza bien fría por favor. Las miradas y opiniones no se hicieron esperar:
- Adán, la Ara te dejara por el alcohol.
- Adán, la Ara empezara a descuidar alas niñas
- También el trabajo.
- Aguas con tu presupuesto.
- Y con tu cartera en las noches.
- Cuida de que la leche de Helena, sea preparada correctamente.
- Chin! Si así es pesada, se pondrá más.
- Como es que la aguantas?
Y pa rematar una de las hijas:
- Safo, Yo no me voy con ella de regreso…
La cosa no le preocupo a nadie, hubo risas y yo hice algunas bromas para arreciar el rumor.
Hasta el día de ayer, cuando con un hambre de los mil demonios mis cuñadas, hijas y yo, planeamos a donde ir a comer un domingo alas cinco pe eme.
“Que pizzas”, “Hamburguesas no”, “comida china no, asco, los chinos se rascan mucho el fu…”
(Si, esa fui yo).
Como no pudimos ponernos bien de acuerdo, nos subimos al carro y acordamos decidir ahí. De nuevo:
“Pa a donde agarro?” “Yo ensalada”, “hamburguesas no”, “carne asada ya comimos ayer”, “comida china no, plis, que asco, los chinos se rascan seguido el...”
Bueno, ya se la saben.
Nos decidimos por las pizzas. Pero de nuevo entramos en un dilema: “Buffet no, Mariana come poco y lastima”, “aquellas están malas”, “donde sea nomás que comamos a gusto y encontremos lo que queramos…”
Listo, Diosito Santo me ilumino mi cerebro enviciado y decidí tomar la vía más rápida para llegar a cierta franquicia que suele ser más cara que la chingada y los chamacos pierden el juicio ante tanto juego endemoniado. (Ahí, ya ni mí estomago y mente pensaban en alimento, no, mi cerebro me pedía: Un obscura, Ara, una nomás).
El presupuesto escaso, no importo, termine por convencer a las cuñadas de que aunque las pizzas no eran de lo mejor, había unas alitas que te enchilaban pronto y por lo mismo, dejabas de comer pronto. Aparte, “manejan el refil” (les dije) y las dos caciques aceptaron gustosas.
Por las niñas, no hubo bronca, ellas van a donde la alcoholizada madre las lleve.
Decidimos que pedir rápido, nos anotamos un combo, tres refrescos y “tu Ara, ¿de que tamaño pedimos tu refresco?”
-Un tarrito de cerveza obscura, por favor.
Las cuñadas se miraron, y sonrieron.
Por su, la comida estuvo rica, Por su, mas la Indito.

Ya en la noche pensaba en lo extraño de comer con cerveza, y en las pequeñas dudas de las hijas, al ver que su vaso, es diferente al mió: Que tomas mami? ¿A estas horas?
De hecho, se siente raro. Recordé cuando una persona de mi trabajo, nos llevo a comer a una compañera y a mí.
Pedimos una rica sopa de cebolla, para empezar (con la que me queme la lengua) y algún corte de carne que ya no recuerdo el nombre. Al pedir la bebida, el Aquí sugiere:
- ¿Pedimos una botellita muchachas?
Las dos aceptamos, pero esa botellita no fue una, si no cuatro, y no fue en domingo si no en miércoles, y tampoco fue alas veinte horas, si no alas dos de la tarde. Tampoco tenia la tarde libre, nel, ese día me regrese al trabajo con dos halls en el hocico.

Es por eso que ahora, atando cabos y estando sobria, la cosa empieza a preocuparme un poco.
Pero solo un poco…
“Comer con alcohol”

Creo que Adán, tendrá que tomar en cuenta, aquellas recomendaciones, de ese viernes de semana santa.