Detén tu marcha tiempo (aunque sea un poco)

El viernes pasado a mi hija menor, Mariana se le cayó su primer diente.
Me dio la noticia al verme entrar en la recepción de una reunión familiar. Me miro y sonrió ampliamente.
Me cayó como un baldazo de agua fría, no me lo esperaba, con solo cinco años…
¿Lloro? No lloro?

Sentimientos encontrados.
Tome asiento para asimilar la situación, mientras ella corría a mis brazos.
La llene de besos como si hubiera sacado estrella en su clase de ingles por pronunciar bien algo o como si por fin me fuera a decir que pudo golpear al niño que tanto la molesta.

Ella no pensaba en eso ni siquiera comento su clase ese día, estaba feliz, mostrándole el hueco a todo el que llegaba.
Será que lo que para ella es motivo de alegría, para mí podría ser motivo de depresión.

Mis síntomas desde entonces son claros y evidentes:
-Angustia
-Sueño y
-Aislamiento (acompañado por ciertos antojos que supongo nada tienen que ver con esto).
Lo que si es cierto es que mi estado a nadie le importa, mucho menos a ella que el hecho de estar mudando le permite obtener un dinerito extra y consentirse un poco aunque tenga que masticar de lado sus antojos.
Ella luce bella con esa ventana que le permite, aparte de enseñar un diminuto pedazo de su lengua, y hacer reír a su hermana, sacar de una buena vez ala bebe que ella creía tener todavía dentro y que ala vez su madre logre darse cuenta.

Y así pueda ser tratada como lo que realmente es y como ella misma se define, con su escaso y pobre ingles, pero con su estupenda pronunciación: Una Beautiful Girl.

Te debo la estrella Nena.