La tres trabajos

Tengo bastante tiempo de conocerla, casi la edad de mi hija mayor y lo suficiente para ya no soltarla.
Desde que la conocí y aunque nos reuníamos muy poco nuestros encuentros fueron agradables. Siempre había de qué reírse y ella se daba el lujo de lucir su amplia sonrisa.
Con el tiempo ella decidió irse a vivir lejos de aquí, buscando probar nuevos horizontes y sacarle provecho a sus conocimientos.
Pero ese no fue pretexto para dejar de tener comunicación.
Seguido nos mandábamos mail y aprovechábamos los viajes de sus parientes para envíanos cosas que nos hicieran pasar y dar una visita fugaz por nuestras vidas.
Yo le mandaba, cuando podía pocas de las muchas delicias de mi estado para que así ella pudiera recordarnos con el olor de la machaca o el picante que tanto le gusta y que a todo se lo pone.
También ella con frecuencia enloquece a mis hijas con sus apreciados obsequios y las pone muy “in “así como es ella.

Disfruto saber que ella es feliz, cocinando ensalada de huevos y papas con su familia de tres.

En diciembre del año pasado trate de alegrar su refrigerador obsequiándole una foto de mis hijas para que las lleve siempre presentes, hasta ahora mi refri sigue opaco y un tanto vació (eso no es por su culpa) esperando lucir radiante con una linda foto de la Tía Claudia.
Bienvenida ala red Clau! Ahora me alegras el día cada mañana. www.lacasadeclaudia.blogspot.com