Inventario alimenticio

Ayer me sentía mal, realmente mal.

Así que avise al trabajo.
Ahora capto lo malo que es decir mentiras, clásica llegas a decir algo verdadero y nadie te cree, con la pena pero ni mi ama.
Pero no importa igual me tome el día.

Ahora ya dopada de lomotil y estando sentada en mi pequeña oficina-almacén trato de averiguar que demonios me produjo tanto malestar estomacal. Que me hizo odiar en menos de 24 horas el rico aroma a manzanilla del nuevo regio. (walmart, pasillo 10, $ 39.80 el de doce)

La lista de alimentos ingeridos el fin de semana es larga, muy larga:

Para empezar creo que no es buena idea desayunar tostaditas con chile, bajo ninguna circunstancia, pero encontrándome solita y sin hijas a quien poder dar mal ejemplo pude burlar las reglas de la casa. Mis propias reglas.
(Que demente ya se).
Mas tarde medio pozolito, y dos tostaditas de la kermés de la escuela de mi hija: la mayor.
Aquí si no hay escape, no puedo dejar de cooperar.
(Lo se mas demente aun).

Por ultimo y para rematar, el cumpleaños de la Hilda. Como despreciarla, cinco botecitos de Tecate, eso si Light, para acompañar tan suculenta plática.
(Esta tipa me encanta habla, habla y deja hablar muy poco, lo cual facilita las cosas ala hora de que uno ya se encuentre medio peda).
Por motivo del cumple, llegaron las carnitas. ¡Si! adivinaron de puerco!
-Ara, sírvele alas nenas plis!- Dice Hilda con celular en mano izquierda e inalámbrico en la otra.
Les aviento la seña de que se laven las manos y ellas obedecen.
Nos sentamos a comer y les hago a mis hijas la aclaración de que cuando mucho se les servirán dos tacos, no mas.
-Si te quedas con hambre no pidas, no puedo dar mas porque tan tarde caen (aquí viene lo mejor) PESADOS.
La menor asiente con su cabecita, la mayor no queda muy conforme, habiendo terminado el segundo me hace señas con los ojos, los agranda y mira al plato, después mira el plato de nuevo y luego alas carnitas. Me hago tonta.

Mientras tanto mami, mareada por la plática, acongojada con la mancha en la mesa y las miradas de Fernanda, olvida contar sus tacos.
Bueno no olvida mas bien le vale.
Pierdo la cuenta y como no hay nadie que me advierta no le pongo limites a mi estomago.
(Aja, demasiado demente).

Pero ahora que lo pienso más detenidamente creo suponer que la comida no tuvo nada que ver en esto, mi organismo esta preparado para recibir eso y más.
Mas bien creo que la platica de Hilda termino por revolverme un poco el estomago, asi que para la proxima no olvidare incluir antes un poco de bonadoxina.
(¡Dios! si que soy mentirosa)