viernes, diciembre 17, 2004

Al final del la calle.

Ayer fue tarde de trabajo en pareja, me toco acompañara a mi esposo en dar las ultimas vueltas y a hacer las compras para que su jefe partiera hoy a Guadalajara en el vuelo de las 7:30 a.m. y sus regalos para sus parientes fueran todo un éxito. Y así será, de seguro.
Aunque nos las pasamos de vuelta tras vuelta, me la pase a gusto, tranquilos.
Acompañados de mi hija la menor.

Habiendo terminado, mi esposo fue a entregarle el carro a su jefe, quedamos en que yo lo seguiría en nuestro veloz Topaz.
Y así fue.
Al tomar la calle Luis Donaldo Colosio final, rumbo a mundo divertido me empareje con un Volkswagen de color amarillo, después al carro avanzo y yo me quede tras de el. Era una pequeña familia de cuatro personas.

Recordé cuando años atrás cada fin de semana mis padres hacían el mismo recorrido en un carro muy similar. Ellos me llevaban de regreso ala casa de mis suegros donde vivía en una colonia al final de esa calle. Una colonia muy enfadosa, por cierto.
En ese tiempo acostumbraba a irme, los sábados temprano y regresar los domingos ya noche. Por supuesto mis hijas me acompañaban.
Los sentimientos en ese coche pequeño no siempre eran los mismos. Al irme se hacían planes para visitar a ciertas parientes o disfrutar del fin de semana en algún parque.
Pero en el viaje de regreso mi semblante ya no era el mismo. Mi situación cambiaba.

Así que ayer pude verme en ese carro acompañada de mis padres e hijas, con una pequeña maletita llena de ropa sucia y el corazón a punto de vaciarse.

También pude verme entrando a casa (nuestra ex casa esta frente ala del jefe) con esa misma bolsa en la mano y cargando a mi hija de meses.
Me vi despedir a los míos entre bromas y sonrisas, y abrir esa puerta grande de madera con seriedad y cansancio.

La casa esta muy diferente, pero aun así mientras esperaba que Adán se desocupara y con la Quinta Estación de fondo pude dar un pequeño recorrido e imaginarme la espaciosa sala, también pude recorrer la cocina tan amplia y las escaleras de las que tanto cuide a la menor y no se salvo de rodar por ellas mas de una vez.
Pude ver la puerta hacia mi cuarto, la que por algunas noches fue cómplice de mis llantos y los primeros de mi hija. Pero también sus risas y sus primeras diabluras.
Pude mirar la ventana. Las cortinas ya no son las mismas, pude verme desesperada tratando de querer sentirme un poco libre y poder emprender el vuelo desde ahí, a esa altura, con esa vista impresionante y la M de algún restaurante brillar al fondo.
Me vi triste.
Me vi confundida.
También pude observarme abrazar a mis hijas y susurrarles al oído que son lo que mas amo.
Pude ver mi silencio y mis más obscuros secretos.

La casa ha cambiado, su fachada ya no es la original, ahora un gran porche y dos autos de lujo, esperan en la entrada.
La casa se ve diferente: el color es mas claro y se han colocado dos grandes pinos y eso la hace lucir bella.
En realidad ha cambiado.

Así como nuestra relación, ahora se mira segura y da la sensación de mucho amor y demasiada tranquilidad.

Tanta, que me da un gusto enorme, retomar la calle Colosio contigo tomándote suavemente de la mano mientras en el carril contrario le digo adiós ala mujer de mirada triste de hace cinco años e imagino que va así, sintiéndose tan cansada y vacia, pensando en la ropa que tiene que llegar a lavar.
Y Tú y Yo seguimos nuestro camino, en busca de algun lugar donde podamos terminar de llenarnos, donde mucha gente me vio sonreir.


3 Comments:

Blogger Mercedes said...

Gracias Nadya, gracias por pasar tambien a visitarme.
Espero estes bien.

8:26 a.m.  
Blogger Hey Jude said...

Todo tu texto es variado y muy conmovedor, en algunas líneas me sentí reflejada: durante un año, cada quince días, "cargué" una maleta cargada de ropa sucia y el corazón a punto de vaciarse, no sé cómo no se me terminaron las lágrimas. Pero a final de cuentas tuve mi recompensa, como tuti-fruti.
Me encanta que a todo trates de encontrarle el lado positivo para darle el equilibrio exacto. Felicidades!

10:29 p.m.  
Blogger Mercedes said...

Mi vida regresaste!!! Dime como te fue con Tribilin!
Gracias por pásar y visitarme nena.
Y no te creas el lado positivo se lo encuentro alas cosas ahora que esto ha pasado, pero estas epocas fueron tan pero tan dolorosas que no me gusta ni siquiera recordarlas.
que tu tambien viajabas con ropita sucia? Linda, nos hace falta el spray anti olores!!O minimo el de limpiar sin restregar lo recuerdas?
Y bienvenida ala paz y ala tranquilidad!
Te veo en msn mas tarde, Besos.

7:40 a.m.  

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