Para ti: Cascarrabias.

Los relatos del chato son buenos, le emociona creer que sus hijos nos lo tragamos todo. El mejor y mas gracioso de todos es aquel que cuenta muy seguido, de una pelea que tuvo en el lugar donde el creció, una riña que no duro mucho, por que sus dos puños fueron mas audaces que los de quince maleantes embravecidos.
Los ojos le brillan.
A veces hasta suda.
Creo que después de contarla hasta el termina creyéndosela.

Pos una anecdotas de estas, cuenta que un dia como hoy pero hace nada mas 72 añitos, su manina corría por toda la malilla colonia con el en brazos. Orgullosa lo mostraba a quien se le paraba enfrente.
Ella lo presumía diciendo que era idéntico al niño Dios, que su pariente había parido a alguien muy semejante a el y tendría los mismitos sentimientos.
Si como no.
Historia difícil de creer, en pleno diciembre con un frío de los mil demonios y el chamaco recién sacado de la panza de mi endiablada abuela, sacarlo y exponerlo, mmh no, no lo creo. Aunque conociendo ala mayoría de la familia de mi Papa, eso ya no me resulta tan difícil de creer.

Años mas tarde “ese niño" Dios creció y dejo de estudiar muy chico. Las necesidades de la familia lo obligaron a trabajar y no termino ni la primaria.
El lindo chamaco se caso por segunda vez y tuvo cuatro hijos: dos varones y dos hembras.
Ya siendo mayorcito nos hizo pasar bastantes vergüenzas, saludaba a quien le daba la gana y su malhumor lo convertía en una persona despreciable para la mayoría de sus compañeros.
Jalaba parejo niños, mujeres y ancianos.

A nuestra manera, creo que los cuatro nos sentimos orgulloso de aquel viejo que hoy, solo se para a recibirnos si esta de buenas y con ayuda de su bastón, (el cual tan bien le sirve a mi hija para interpretar sus mas bellos cantos) de ese personaje que año con año tanto se emociona viendo jugar a su equipo (Los naranjeros) y que también ha renunciado a ellos maldiciéndolos demasiadas veces. Tantas que ya ni le hacemos caso cuando apaga el televisor y vemos rodar el control remoto.
Hoy cumple años.
Se que este dia el tomara mi regalo dándome el abrazo de rutina y lo dejara a un lado con un poco de desprecio.
Ya después que de la espalda y salga de su cuarto se dará ala tarea de abrirlo y sorprenderse y se maldecirá por no haberme abrazado como el hubiera querido y tal vez se enoje un poco mas por que de nuevo no me dijo que me quería.
Pero yo ya no me preocupo, lo conozco.
Solo se que a mí este año juro que no se me pasa, aunque tenga que temblarme un poco la voz, decirte Casca, cuanto te amo.