Xls..Xls....!

Hoy de nuevo estuvo de visita en las oficinas donde trabajo un Dr. que me parece muy simpático, pero aparte tiene ese aire de no se que en su rostro, que demuestra que no esta muy convencido de lo que habla, ojos grandes y cara de loco.
El tipo se mira buena gente, pero hoy me reí de el y con el bastante.

Aquí dentro de la oficina y sus alrededores podrá uno encontrar a cuanto insecto desee ver o analizar.
Tipo Animal Planet, yo a veces los persigo y voy narrando lo que creo esta pasando. Aventura muy divertida, pero poco frecuente, porque pocas veces me encuentro sola.
En pocas palabras tenemos plagas. De animales extraños pero indefensos, pero también tenemos los ponzoñosos que podrían dejarnos algunas noches sin dormir y con sensaciones extrañas en los pies.
Ese no es mi caso, pues de pequeña y gran parte de mi adolescencia viví junto a un panteón, por consecuencia siempre mi casa se encontraba invadida de animaluchos. Aparte nuestro padre era fanático-sicótico de perseguir y guardar estas bellezas en frascos trasparentes.
Nos explicaba como agarrarlos, nos enseñaba cual picaba y cual no, nos relataba brevemente que síntomas podíamos adquirir de ser alcanzados por alguna ponzoña:
-Se te pondrán los ojos blancos, como huevo cocido -decía mi padre y nosotros un leve guauuu- también la lengua se te adormilara un poco – otro largo ooooohh – pero a mí nunca me hicieron nada, yo mas chiquito que ustedes me sacaba el veneno y me iba enseguida a trabajar- aja, decíamos para nuestros adentros y volteábamos a vernos con alguna cara conocida y asintiendo con la cabeza.

Así que ahora que tenemos plaga de matavenados mis mañanas, tardes y medias noches son más divertidas.

Este Dr. me comento la vez pasada sentirse impresionado, dijo haber visto varios, detrás del garrafón del agua:
- Vera, Araceli, hasta la sed se me quito - Muchos días de estos Doctorcito gorrón, pensé, ya que es el clásico que llega con botella y todo y la llena hasta el tope, si ahí mero hasta donde le chupas.

Este día entro y se pego ala pared, volteando al piso, se sentó frente a mi y me extendió una ficha con su sellito de pagado para que yo le hiciera su recibito.
Y yo lo hice lento, lentito……
- Ya esta, señorita
- No, Dr., ya mero, ya merito – Ni por llamarme señorita, te la perdono.
- Iguela es que tengo pacientes ya citados - El medico voltea y voltea hacia el piso...
- Ya casi, esque la impresora no quiere y pues cuentas claras, amistades….
- A no! Si, eso que ni que - van dos veces que logro verlo de reojo que mueve su cuerpo como si hubiera sentido un escalofrió y yo:
- Listo Dr. – pienso que por este día ya estuvo bueno, pienso que para la próxima seria mas divertido sembrarle algún cadáver, total aquí por atención medica, el tipo no queda.

Extiendo el fólder y le doy paso a su libertad. El se siente mas relajado, con vida de nuevo y como agradecimiento, le devuelve a su cuerpo el porte de Medico que dejo para entrar.

Quita la alarma del carro 5 metros antes de llegar a ella y sube a su Trail Blaizer con la seguridad que finge como cuando atiende o le cobra a un paciente.

Desde entonces, yo busco y busco en esquinas, en rincones, hasta acabo de inventar un sonido parecido a bis bis como cuando tratas de atraer a un gato....xl, xl, xl,
No he tenido suerte.
Espero con ansias que estos tipos de ocho patas, dos tenazas, que carecen de glándulas de veneno, que pueden llegar a medir hasta 7 cm., que son de una tonalidad amarillentas o pardusca, que matan a sus presas mordiéndolas y que también son llamados solìfugos, lleguen pronto a mis pies a traerme un poco de diversión para próxima visita del medico Intensivista.
Veremos entonces si se marcha tan contentote.