viernes, marzo 30, 2007

De pequeña mi papá me dio un solo consejo para encontrar al hombre ideal, casarme con el y ser feliz para toda mi vida. Aunque estoy segura que las cosas no se dan en ese orden, pero bueno. Papá mascullo cierto día: Fíjate que ese hombre traiga sus zapatos o tenis siempre limpios y que sus calcetines combinen ala perfección, si no vale madre.
Y ahí voy yo, caminando por la vida con la mirada hacia abajo. Que si en algún baile, alguien me extendía la mano, bolas ahí voy. No le veía ni la cara, ni las manos, tampoco me fijaba en que automóvil había llegado, ni si era el chico popular de la escuela, nel, toda mi atención se dirigía hacia su calzado.
Así crecí, “No este trae lodo”, “tampoco este, las agujetas estas sucias”, “este no, los calcetines no le combinan…”
Hasta que un día, mientras servia una coca con poco hielo frente ala fuente de sodas, divise a mi gran compañero y amigo, que laboraba duro frente ala parrilla, y lo que vi me obligo a verlo como algo mas que amigo y compañero: Los tenis Niké mas blancos que cualquier chico deportista pudiera traer.
Lo cual me llevo a pensar:
1.- O se los acaba de comprar o
2.- Este guey nomás los usa de aquí a su casa y de su casa pa aca.
Quien sabe, lo que si era cierto es que hasta la maldita suela le brillaba.
A la hora de comer, el tema salio a la platica, ahí el chico grande y fuerte de mcdonalds me confeso, que no salía de su casa sin limpiarlos, que se le hacia de pésimo gusto traerlos sucios, que no eran nuevos y que si, efectivamente, con ellos entrenaba.
Fue ahí mismo que me empecé a fijarme en lo fuerte de sus brazos, en lo grande de sus manos y recordé nuestros gustos por la música.

Listo, mi belleza tanto de mi alma como de mi ser lo convenció y empezamos a salir. No fue difícil enamorarme de el. Pasábamos mucho tiempo juntos y pude ser testigo de varios partidos donde los blanquitos llegaron a empolvarse fácilmente, pero al día siguiente, al recogerme en mi trabajo zas! Relucían de nuevo.

Al poco tiempo, nos casamos.

El calzado impecable me ha ayudado a obtener: doce años juntos, las tres nenas más bellas y hermosas, un hogar calido e impecable y un hermoso can dorado.

Todas las noches el 29 realiza su rito, ese que me llevo a el: sale con sus tenis en mano, y frente al lavadero los talla con un cepillo, los mira contra la luz, talla mas y lava sus agujetas, los toma y los lleva a secar a una parte alta. Y ahí expuestos al sereno duerme su secreto, su manía, esa que lo llevo cierto día, directito hacia mis brazos.

jueves, marzo 22, 2007


Mi trabajo esta en una etapa dura, laboro diariamente casi doce horas, como a veces y tengo derecho a hacer pis, dos veces al dia, tres si se presta.
La mañana se me ve rápido, en un abrir y cerrar de ojos. A mediodía les llamo a mis hijas y les doy instrucciones, saludos y besos vía telefónica.
Las extraño.
Pero el trabajo no me da mucho espacio, se apodera de mi cuerpo y de mi mente, porque descuidar detalles, me puede acarrear grandes problemas.

A veces cuando miro por la pequeña venta de mi oficina hacia la calle, veo gente caminar como si no hiciera calor, o como si no llevaran prisa. Envidio a esa gente. Mis salidas siempre son apresuradas y las visitas que hago son de hola y adiós, al igual que mis llamadas.
Recuerdo cuando cierto día, siendo yo una adolescente, mi mama, me había despertado con sus gritos tipo A (tema para otro post) para que me fuera ala escuela, a lo que yo respondí con fastidio y voz ahuevonada: Me gustaría dormirme una noche y levantarme de treinta años, ya cuando tuviera la vida resuelta y así, no levantarme tantos años tan de madrugada, para tener que cumplir con la escuela y el trabajo.
Mamá me dijo que era una arrastrada y que no sabía apreciar los años. Trate de taparme cinco minutos mas, pero decide levantarme antes de que mamá expulsara su grito "AA".

Hoy, a mis 31, veo que no tengo la vida resuelta y que todavía (y mas peor), me quedan muchas cosas por resolver.
Y otras que tal vez no resuelva.

Cuando la alarma chillante de mi reloj suena por las mañanas, no hay cinco minutos mas, no. Tengo que despabilarme lo mas temprano posible porque una lista de tareas domesticas me espera pegada en el refrigerador y otras tantas en la agenda de mi oficina.Mis días son cortos, parecidos, muy parecidos, tanto que hasta se me confunden. Ahora si pudiera pedir un deseo, no dudaría en pedir más horas, mas tiempo, menos horas trabajando y mas en casa no importa que no fuera durmiendo. Y que al despertar fuera la dulce voz de mamá despertándome y no el estremecedor chillido de mi reloj- alarma.

viernes, marzo 02, 2007

Texto compromiso

Hoy viernes 02 de Marzo del año en curso, en nuestra Cd. Capital Hermosillo, Sonora, Yo, Czarina con ce zeta, Aracely con y griega, Llanes con doble ele y ese y no con eñe sino con ene, Garcia, de sexo femenino, de nacionalidad mexicana, de estado civil casada, con tres hijas, con domicilio en Priv. De los panderos num. 171, con un montón de deudas aquí y acullá, con una estatura miserable de 1.56 cm. y con un peso de setenta kilos hasta el día de ayer ( aja si setenta!) doy fe de que me siento explotar y de que nada me entra y por lo mismo, fijo aquí mero un compromiso pa bajar de peso desde este mesmo instante y jurolo no comer cochinadas, y prometo de desear las que trague mi prójimo, hasta que yo, czarina con ce zeta, Aracely con y griega, Llanes con doble ele y ese y no con eñe si no con ene, garcía, regrese a mi peso normal, o al menos en el que me encontraba antes de, punto.




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